La calidad debe ser el factor común en la elaboración de cualquier alimento. Por lo que sea cual sea la elección tiene que tener en cuenta que en el proceso se va a utilizar el mejor aceite de oliva o el mejor aceite de girasol. Pero… ¿Qué ventajas nutricionales tiene cada uno?

El aceite de oliva es muy valorado por los nutricionistas, ya que ayuda a regular el colesterol. Es recomendable para las personas hipertensas, ya que es alto en polifenoles, y claro, en ácido oleico. Por su efecto antioxidante, retrasa el envejecimiento, y la pérdida de memoria, en los mayores; y fomenta el desarrollo del cerebro en los más jóvenes.

El aceite de girasol, por su parte, es también antioxidante, por su alto porcentaje de vitamina E, que, a su vez, resulta beneficiosa para el sistema circulatorio. Sus grasas polisaturadas previenen accidentes cardiovasculares, como las trombosis.

Nuestra preferencia, para la elaboración de patatas fritas, es el aceite de oliva, por muchos motivos. Tradicionalmente el aceite de girasol se ha utilizado en los hogares para la fritura de patatas y rebozados, por su diferencia de precio con respecto al aceite de oliva, con la falsa creencia de que es mejor; pero resulta que en el aceite de girasol aguanta peor las altas temperaturas, que el aceite de oliva, ya que puede descomponerse por encima de los 130 grados, que es la temperatura estándar de fritura, y podría en su descomposición generar radicales libres; y el aceite de oliva de calidad, como el que utilizamos para freír la tradicional, patata de Añavieja, en Artefritas, aguanta perfectamente los 150 grados sin sufrir descomposiciones en su estructura, negativas para la salud.

Por estos motivos, aunque los precios de coste de nuestra patata frita, pudieran ser mayores, la importancia de la salud, para una empresa como la nuestra, nos lleva a elaborar nuestros productos con aceite de oliva.